Proponemos detenernos a pensar ¿Cómo se dan los procesos de comunicación en los medios digitales? ¿Cómo y qué se aprende en ellos? ¿En qué espacios? Detenernos en estas dimensiones implica a la vez entender cómo se dan los cambios en el espacio biográfico de niños, niñas y jóvenes. La noción de espacio biográfico nos ubica en una trama de relaciones mucho más amplia para entender los cambios por ejemplo en la lectura y la escritura, y así emprender el trabajo de rediseño de propuestas escolares más cercanas a estas prácticas contemporáneas.

En este sentido, conocer e implementar nuevas herramientas tecnológicas se convierte en una necesidad para el desarrollo de las prácticas que consideren y se relacionen con la cultura digital, sin embargo, la mera incorporación de tecnología no conlleva al cambio educativo o la innovación. El uso de la tecnología como herramienta de enseñanza y aprendizaje no tiene la capacidad de innovar en la práctica escolar. Esta propuesta, comprende a la inclusión tecnológica como un paso necesario para el avance hacia la equidad e igualdad educativa, pero sólo a partir de una inclusión genuina (Maggio, 2012), es decir aquella que permita pensar las formas de incorporar la tecnología en el ámbito de la enseñanza innovando en las propuestas didáctico-pedagógicas.